Depresión sonriente
- Cristofer Pbn
- 10 sept 2022
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 16 sept 2022
cuando no quieres que nadie note que estás pasando por lo peor

La depresión sonriente consiste en sonreír y estar aparentemente contento por fuera mientras por dentro se padecen todos los síntomas de una depresión. ¿Crees que puedes sufrirla? Entonces te interesa seguir leyendo.
Según la OMS cerca de 280 millones de personas en el mundo padecen depresión, una cifra que ha aumentado notablemente con la pandemia: un estudio publicado en The Lancet afirma que los casos de depresión han aumentado un 28 % desde que apareció la COVID-19. Quizás las cifras sean aún mayores teniendo en cuenta que no siempre se acude al médico a pedir ayuda y que también se puede estar ocultando que se padecen pensamientos depresivos a diario.
Habitualmente, las personas deprimidas son representadas como personas permanente tristes, tumbadas, incapaces de funcionar. Pero no todo el mundo experimenta este problema de salud mental de la misma manera. Si alguien está sonriente, animado y llevando su día a día no nos creemos que padezca una depresión. Si nos lo dice, pensaremos que nos está mintiendo.
"La depresión sonriente hace referencia a los cuadros depresivos que cursan con la sintomatología típica asociada, pero en los cuales el sujeto diagnosticado muestra un afán de ocultamiento. Y este anhelo redunda en una posición activa para que las personas que lo rodean no perciban el malestar al que está haciendo frente", explica Vanessa Rodríguez Pousada, profesora colaboradora del máster universitario de Psicopedagogía de la UOC (Universitat Oberta Catalunya).
Es decir, que la definición de la depresión sonriente es: parecer feliz ante los demás, literalmente sonriendo, mientras que internamente se padecen síntomas depresivos. Suele aparecer en personas que dejan de lado sus propios sentimientos, que en este caso son perfectamente conscientes de que padecen una depresión pero la esconden tras unas sonrisas. ¿Por qué? Porque la sociedad nos obliga a ser felices.
"Actualmente, vivimos en una sociedad en la que ser feliz es un imperativo", afirma Rodríguez Pousada. "Junto a esta dictadura de la felicidad ha ido acrecentándose un individualismo desde cuya óptica se tiende a minusvalorar las circunstancias personales, sociales y estructurales de un sistema decidido a convencernos de que la salud y la enfermedad están ligadas casi exclusivamente a deficiencias psicológicas personales", asevera la experta.
El sello de la depresión es la tristeza; la sonrisa que vemos es una máscara, un mecanismo de defensa para ocultar los verdaderos sentimientos. Pero también puedes sentir ansiedad, miedo, ira, fatiga, irritabilidad, desesperación y desesperanza. A esto se le añaden otros síntomas como insomnio, falta de disfrute en las actividades placenteras y pérdida de la libido.
La procesión va por dentro
Pero todo eso se lleva por dentro, no hay indicios. Suelen mantener un trabajo a jornada completa, tener su casa, practicar deporte y tener una vida social bastante activa. Pero debajo de la máscara sufren ataques de pánico, baja autoestima, en algunos casos, pensamientos suicidas.
A todos estos síntomas se añadiría otra emoción, la culpa, como señala la experta de la UOC: "Al hecho de padecer una depresión se le sumaría la culpa por sufrirla, asumiendo que nosotros mismos somos los responsables, y, en una doble vuelta de tuerca, se pasaría de la depresión a la culpa, y de la culpa a la vergüenza", indica Rodríguez Pousada.
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En cuanto a quién sufren este tipo de depresión, no hay un patrón establecido, pero parece que las personas perfeccionistas, que con frecuencia toleran peor los fallos, pueden estar entre quienes la sufren si perciben la depresión como una debilidad y una carencia personal.
Rodríguez Pousada hace una aclaración muy interesante y es que, aunque no se sabe si prevalece más en hombres o en mujeres, "si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad de signo heteropatriarcal, donde la demostración del mundo emocional y de las propias debilidades se encuentra más estigmatizada en los hombres, los estereotipos masculinos podrían intervenir como un factor de vulnerabilidad en el caso de la depresión sonriente para esta población".





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